Hay derrotas que no duelen y, a pesar que esta costó digerirla porque el partido pudo haber sido nuestro (74-77), queda el sabor de haber jugado un buen encuentro, no haber sido superados en ningún momento y que por ser la primera presentación el saldo es positivo aún en la derrota. El encuentro fue equilibrado en todo momento y los 11 puntos con que cerramos los primeros 10 minutos fue un espejismo que no volvió a repetirse. Luego la diferencia jamás se estiró mas allá de los 6 puntos y dentro de ese panorama el triunfo pudo ser para cualquiera. Y si decimos que fue siempre parejo la mejor muestra es que se definió tras dos tiempos suplementarios luego de igualar en 63 y 70. La tarea de Adrián Cambón (26 puntos) y el debutante Sebastián Brizuela (15 rebotes) fue lo más importante del equipo.
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